“El metrónomo”
(De chispe, baños turcos y otras cosas)
Quien no lo vivió, no puede hablar; quien no lo experimentó, no puede juzgar, porque es parte de la mística hallista.
Desde el primer día de ingreso, uno se topa con ciertas palabras del argot militar, que uno no entiende, pero en poco tiempo cobran sentido.
El chispe, parece palabra de chiste, pero no lo es, porque aparte de formarnos física y mentalmente, nos enseño a dar esa milla más de la que muchos hablan, pero nunca dan... Y que decir de las baños turcos, de hacer sudar un aula, hasta que se empañen los vidrios y empiece a gotear el techo. O correr con un fusil que casi es de tu tamaño, casi todo el año. Viéndolo desde afuera, alguien podría pensar que es una tortura o una locura, pero no lo es, porque la misma vida nos pone muchas veces al límite y solo quienes han desarrollado esa capacidad de sobre ponerse, logran mantenerse.
Cierto día, llegó un oficial instructor, de esos nítidos e impecable, de los uno admira, pero tienen a los recluta en la mira. Llevo un aparatito curioso, de esos que pocos saben para que son, era un metrónomo. El cual es un instrumento que usan los músicos, este produce pulsos, los cuales los ayuda para tocar en tiempo, el instrumento. Este aparato produce pulsaciones que pueden ser graduadas en cuanto a su velocidad.
El oficial usaba dicho instrumento, para el llamado chispe. Lo ponía frente a él, en un escritorio, hacia que los galonistas también bajarán y a la vez reportarán a quienes perdían el ritmo, de las a tierras o los saltos; si el oficial veía que se estaba cueriando le subía las pulsaciones al mentado instrumento...
Fuimos formados para ser caballeros pero también guerreros, para ser dignos pero también estoicos, porque eso exige muchas veces la vida.
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#Hallistaporsiempre