miércoles, 28 de diciembre de 2011

***GuateMaya Tierra De Ensueño***

***GuateMaya Tierra De Ensueño***
Sin saber si estoy
despierto o dormido,
me veo en el paraíso
perdido…
...
En un lugar donde
el creador beso la tierra,
construyendo allí
su casa.

Poniendo por techo,
el inmenso cielo azul,
que luego tapizo de estrellas
y le puso su luna de Xelaju.

Pinto sus paredes con paisajes
de colores de primavera,
puso espejos en el piso para
que se reflejara la naturaleza
de tanta belleza…

Puso volcanes como centinelas
de sus majestuosos jardín
y cercas de montañas que
lucen imponentes en su valles.

Al son de una marimba,
ambiento su lugar de descansó,
aromatizo ese remansó de cielo,
con aromas de flores y café.

Contemplando la belleza
de la casa que construyo,
quiso darle el calor de
un hogar…

Convoco a las aves del cielo,
a los peces de los mares y ríos
y a las criaturas más hermosas
para que hicieran allí su aposento.

Con una sonrisa de alegría y contento,
creo a los hombres de maíz,
les puso por esencia amor a la tierra
y nobleza en el corazón.

Les develo los misterios del universo,
les enseño a escribir en verso
y los lleno de inspiración…
Poniendo en su canto una nueva canción.

Para que cada paisaje fuera un verso,
para que cada día fuera una canción,
para que su vida fuera un mar de poesía.
Oxwell L’bu Copyright ©2011
Fotografía: Mann Pellecer
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viernes, 25 de noviembre de 2011

"A Escuadra"




“A Escuadra”

(Relato de esos Viajes en el Bus del Hall)

En aquel recorrido, que en nada se parecía a un paseo dominical, pero en el cual  se podía aprender desde tácticas para evadirse, como conquistar a la chiquilla de tus sueños, como lograr el mejor lustre de las botas, hasta como amar a una mujer…



El bus del Hall, pasaba muy de madrugada, justo antes de que el sol se levantara, antes de que el gallo cantara o que la mayoría de gente interrumpiera sus sueños para despertar. Entre la penumbra de las calles, apenas iluminadas por la luz de los postes, se veía a los caballeros alumnos, formados en plena acera, con el uniforma perfectamente planchado y enyuquillado, las botas relucientes y los botones y hebilla resplandeciendo en la obscuridad, así como a uno que otro demente que pensaba, que estaba en el cuartel y no en un plantel educativo. En medio de aquellas calles vacías de repente se veían las luces de aquel bus amarillo, el cual de forma presurosa abordaban, primero los más antiguos, luego los nuevos. Una vez en el bus, los más antiguos, así como los galonistas se sentaban en el lugar de costumbre, los nuevos donde se podía, pero a escuadra, lo cual implicaba sentarse sin tocar el respaldo a solo tres dedos de la orilla del asiento, sacando el pecho y de forma erguida.  Pero la mayoría de veces viajaban  el recorrido en culiche o debajo de los asientos.  Viajar en el bus, era toda una odisea, donde las bromas, mescladas con los que “aplicaban antigüedad” no faltaban. No faltaban aquellos a los que les gustaba desde buena mañana hostigar, pero los había  también aquellos de buen humor y de ocurrencias sin fin.  De la misma forma estaban aquellos que con sus historias impregnadas de realidades, mescladas con ficción, hablaban de las cosas del corazón y de esas pasiones, que alteraban las hormonas de aquellos que aun siendo niños, en el cuerpo les despertaban grandes batallas, ya que el tema recurrente por excelencia era sobre las mujeres.  Las exageraciones nunca faltaban, ni quien fabricara historias que ni él se creía, pero en la mente todo aquello quedaba revoloteando.  



Ya que era allí, donde los nuevos (aun niños) escuchaban por primera vez sobre temas, que muchas veces se tocaban como tabús o simplemente no se hablaban, aprendieron del amor y sus penas cuando alguien hablaba de sus decepciones, así como también esas historias cargadas de exageraciones emotivas y de las experiencias vividas en esas “Casitas de los Sueños”  de la luz roja, donde lo mismo pagaba por un momento de placer, un recluta, un sargento o un coronel porque allí no era un cuartel.



No faltaban también los bromistas, que caían como paracaidistas con alguna ocurrencia que provocaba carcajadas de a montón o el bohemio y enamorado que ponía a cantar en coro a los nuevos, alguna canción, que le llegaba al corazón.  Muchas de aquellas conversaciones de los más antiguos (y por consiguiente con más edad)  los nuevos muchas veces no las entendían del todo, pero llegaría el día en que todo aquel caudal, encontraría su cauce. Aun que todo aquello, hoy no sean más que recuerdos  de una época que no volverá, todos eso constituyen parte de ese tesoro, que todos guardan en el baúl de los recuerdos.



Oxwell L’bu Copyright © 2011

Imagen: Hugo Letona 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

De Etiqueta: En Celeste Y Negro”

De Etiqueta: En Celeste Y Negro”
(Desfile del 15 de Septiembre)

Para aquellos que iban dejando en el camino, una niñez que aun no extrañaban, la emoción de verse investidos en aquel traje de etiqueta celeste y negro, la ilusión de marchar gallardamente en las calles de su “Tasita de Plata” les hacia superar cualquier obstáculo, primordialmente sus propias flaquezas y debilidades…

... Para poder portar aquel uniforme, no bastaba con querer…Porque el uniforme se porta con gallardía, honor y dignidad. Cosas que no son fruto del deseo, si no del sacrificio, la abnegación y la constancia. Después de meses de ensayar, de lograr por fin dominar el peso de un fusil que superaba en muchos de los casos las fuerzas de aquellos niños con aspiraciones de hombres, que a fuerza de voluntad y tesón aprendieron a poner alma y corazón en los retos que se les plantaban por delante. Si los arcos (pasarelas) que están a lo largo de la calle principal donde está el instituto, hablaran…Ya que como testigos mudos, vieron como aquellos niños se transformaron en hombres, en esa simbiosis que aun que parece pasar de la noche a la mañana, lleva un proceso del que se toma conciencia, cuando han pasado los años.

Era el fusil M1 ya en desuso, que fue el empleado por el ejército norteamericano, durante la segunda guerra mundial. Todos los días se veía al batallón de caballeros alumnos del instituto Adolfo V. Hall central, salir en perfecta formación, marchando con gallardía, en uniforme de fatiga, rumbo al aeropuerto nacional la aurora, en la llamada “Vuelta al tigre” que no pocas veces completaban al paso ligero con fusil arriba…Para quien miraba desde afuera, le era difícil comprender que fuerza movía a estos niños y adolecentes, que fortaleza se escondía en ellos para no dejarse vencer e ir mas allá de lo que físicamente podían…Que motivación había dentro de estos patojos donde moraba un espíritu de hombres que no claudicaba, que les empujaba a ser dignos, pero también estoicos.

Llegadas las fechas, ya los caballeros alumnos tenían listo el uniforme, el cual estaba perfectamente limpio y planchado; la guerrera con los botones brillantes, el cuello y puños en un blanco impecable y enyuquillado, las insignias brillantes, el chapetón y la hebilla puro espejo, los pantalones con un quiebre fielmente delineado, el ros con las partes de charol limpias y brillantes, el pompón nítido y por supuesto los botines brillantes como si fueran de charol. Dado que en estas fechas se celebraban varios actos, en diferentes lugares de la capital, se asignaban a pelotones o compañías para que fueran en representación del instituto y así se les veía rindiendo honores en el monumento a los próceres, el 14 a las seis de la tarde rindiendo honores frente al palacio nacional, en el congreso de la republica en fin. Eran días de mucha actividad, donde todos aquellos ensayos y preparación pagaban con creses. Cuando si suponía un verdadero problema, para los caballeros alumnos, era si llovía, el día previo al desfile (lo cual era común) pues sin secadora de ropa, tenían que secar el uniforme a pura plancha y tenerlo impecable nuevamente, para el día siguiente.

El 15 de septiembre se levantaban muy temprano, los buses pasaban cuando aún estaba obscuro. Se les veía salir de sus casa con ese ilusión y felicidad de pertenecer al batallón de caballeros alumnos y más de alguna admiradora secreta, detrás de la cortina de la ventana los miraba y suspiraba…

Ya en el instituto, se llamaba a formación y se realizaba la revista, luego se pasaba a recoger el fusil y la bayoneta en la armería. Luego se formaba por compañías y se dirigían a los buses, que los conducirían al centro de la ciudad. El desfile era de carácter cívico-militar, es decir participaban militares y civiles; para los establecimientos civiles el desfile solía durar varias horas dado que desfilaban en un orden preestablecido por los organizadores y muchas veces les tocaba esperar por horas su turno. Este no era el caso del Hall pues desfilaban detrás de la Escuela Politécnica. Ya para cuando los cadetes iniciaban el desfile, las calles principales del centro capitalino estaba abarrotado. En filas, pero en descanso, los caballeros alumnos buscaban entre la multitud a sus familiares, a la novia o simplemente se echaban un taco de ojo con las chicas tan bonitas que se acercaban a verlos, aquello duraba solo un instante porque enseguida el comandante de batallón, daba órdenes por medio del corneta y se ordenaba “por la derecha” “alinear” “atención, firmes”
Al hombro armas, atención marchen y el desfile empezaba al compas de los redoblantes y la banda de guerra. Los papas como podían se coloban entre la gente para pasar a la primera fila y tomarle una foto a sus hijos. Con paso marcial avanzaban rumbo a palacio nacional, al pasar frente al balcón presidencia, se ordenaba “Tercien armas” y se entonaba el Himno del Instituto…”Con lealtad, oh patria os saludamos, con el símbolo blanco y azul…” Lo cual hacia que se les erizara la piel y que un amor a su patria resplandeciera en sus rostros.


Oxwell L’bu Copyright © 2011
Foto: Hugo Letona R & Juan Francisco Solorzano G.

miércoles, 29 de junio de 2011

"Aventuras en Bicicleta"

“Aventuras en Bicicleta”
(Memorias del Corazón)

Los planes que mejor se ejecutan, son aquellos que no se planifican…Hay ocasiones en la vida, que ni planeándolas, hubieran salido como fueron, es como si el destino, las personas y la vida se hubieran confabulado a favor para crear esos momentos inolvidables que se convierten en las mas ... inefables memorias del corazón.

Por aquellos años el tener una pelota autentica de futbol #5 de cuero, era el sueño de cualquier patojo y el llegar a tener una bicicleta casi una quimera… Pero la imaginación y la capacidad de compartir eran sus mayores posesiones, porque de que valen mil juguetes para el que juega en soledad. En esos días se pusieron de moda las llamadas “Bicicletas Californianas” cuyo diseño permitía llevar a un o una tripulante, para compartir el paseo, además de sus colores sicodélicos con pringuitas de plateados que brillaban a la luz del sol, su timón estilizado cual si fuera motocicleta y la posibilidad de poder cambiar velocidades, todo un sueño, todo un lujo que pocos podían costear.

Los patojos empezaban a ver con qué velocidad, su contra parte las mujeres empezaban a crecer, mientras ellos poco a poco empezaban a dejar los pantalonchingos cortos. Muchos se tuvieron que conformar con ver las mentadas bicicletas, pero a otros sus padres con mucho esfuerzo lograban agenciarse de una para sus hijos, eso si la bicicleta debía de ser compartida por todos los hermanos. Y así se miraban en las calles de la colonia hasta tres patojos en una misma bicicleta, felices, gozando a carcajadas. Algunos se iban a baranquear en bicicleta, bajando a toda velocidad y subiendo con ella a cuestas, otros buscaban las carreteras mas empinada, como la del Instituto, para luego dejarse ir a toda velocidad cual si fueran “el Coyote tras el Correcaminos” más de uno, se quebró la cara al caer de bruces de la bicicleta. No pocas veces se pinchaban las llantas o se les torcía el timón, se le zafaba la cadena en fin, allí se miraba a los patojos lavando la mentada bicicleta, sacándole brillo, ajustándola…


Andar en bicicleta era toda una alegría, algo así como lo que sienten los adultos cuando se ven en su primer carro, aun que no sea nuevo. Pero todo eso cobra otra dimensión, cuando llevas atrás del sillón a una princesa… Cuya belleza ha cautivado tu corazón, nublando la razón. En las calles se veía a los chicos taloneando a las doncellas, esperando a que salieran del colegio o que fueran al mandado. Y mejor aun ,cuando ambos se iban de capiusa (Faltaban al colegio) y aquellas bicicletas se trasformaban en la alfombra de Aladino en esos paseos a lugares tan sencillos pero llenos de encanto donde el banquete era una agua (soda) compartida y unos Tortix o unos mangos verdes con sal, limón y pepita… El sentir las manos de la doncella aferradas a tu pecho, escuchar su voz y sentir su aliento o ese grito de emoción cuando la bicicleta cobra velocidad, mientras el viento les besa el rostro o cuando hay que frenar aprovechar para robarle un beso húmedo y travieso…

Quizás hoy alguno de aquellos patojos se pasea en limosina o avión, pero esos besos sabor a limón compartiendo una bicicleta californiana tienen esa magia de hacerles remontar el vuelo de regreso a esos días cuando creían que la luna era de queso y que exponían discursos de amor en un pedazo de papel y el mas exquisito pastel era aquel que compartían con la niña de sus sueños… Hoy muchas andarán en carro con una tripulante diferente, pero cuando miran una californiana los invaden todos esos recueros, de sus aventuras en bicicleta.
Oxwell L’bu
 

viernes, 10 de junio de 2011

“Los Juegos Deportivos en el Hall”


“Los Juegos Deportivos en el Hall”

Cuando se compite, con la de dedicación y  empeño de quien quiere vencerse a sí mismo, antes que a nadie más…  El único resultado posible es la satisfacción y una emoción de no cabe en el pecho…

Los nuevos de la 25, seguían formándose y desarrollándose en todo el sentido de la palabra, aun que no se notaba, poco a poco iba ganado altura… Aquellos chirises que entraron por la puerta grande, mostraban ahora  una moral y un carácter atípico de los niños de su edad.  Con su porte marcial y en su rostro una seriedad que también sabia mostrar una sonrisa. El tiempo corría de prisa y se llego el mes de los “Juegos Deportivos” que  se celebraban año tras año  en el establecimiento, en competencias inter promociones, los cuales fueron idea del Capitán asimilado  Ramiro Iriarte  Echeverría, quien también era conocido como “El Fantasma” en su faceta de luchador profesional. El Cap. Iriarte daba el curso de estudios sociales, tenía su particular forma de ser, tenía sus dichos y diretes, como su famosos: “Puro de costa parecen, estos reclutas”, “Te voy a mandar a dar la vuelta, no al Hall si no a Chiquirichapa”,  “Chirichicapense de corazón y me amarro el pantalón.” Y como le apasionaban los deportes, hacia ya algún tiempo se le había ocurrido hacer una especie de mini olimpiadas en el instituto, lo cual encontró eco y respuesta en las autoridades del plantel de aquel entonces.

Aquel año, la promoción 25 era la más numerosa con más de 250 integrantes (De los originalmente mas de300), la 24 con unos 160, la 23 con  180, la 22 con 35y la 21 con cerca de 32 integrantes.  Por lo cual se tenían competidores para casi todas las disciplinas deportivas de iban del ciclismo, karate, box, futbol. Volibol, basquetbol, esgrima, natación, ajedrez, tenis y atletismo entre otras. Dichos juegos duraban una semana completa y era obligatoria participar en algún deporte, además de alentar a los equipos de la promoción; aquellos eran días más relajados,  las competencias se realizaban tanto en las instalaciones del instituto como fuera de el, en lugares como el velódromo, el estadio Mateo Flores, las canchas de tenis de la ciudad olímpica en la zona 5, en el campo Marte. 





En las competencias se ponía alma y corazón pues se competía  representando a la promoción, cada partido, cada carrera, cada raund se disputaba como si en realidad se estuviera participando en una olimpiada, las rivalidades entre promociones no se hacían esperar, pero siempre llevaban las de ganar los más antiguos.  Para seleccionar a la madrina de cada promoción (dado que en ese tiempo solo estudiaban varones en el instituto) se realizaba un concurso, para elegir a la reina del instituto y las madrinas de cada promoción.  Ellas eran las invitadas de honor tanto durante los juegos deportivos, como en la fiesta de clausura.  Y  eran ellas las que premiaban a los destacados durante la clausura de los mismos.



Varios de la promoción 25 lograron destacar, tanto en competencias individuales, como colectivas; uno de los eventos más reñidos  en aquel año, fue en el volibol, entre la promoción  21 (de 5to.) y la promoción (los nuevos) evento que finalmente para enojo de la 21 fue ganado por los “Altos” de la promoción 25.  Durante la clausura los caballeros alumnos lucían sus medallas en el pecho, pero había uno en particular de la promoción 23 al que apodaban “Piedra” (Q.E.D.) que tenía tantas medallas en el cuello que parecía que ya no tenía lugar para colgarse otra  presea, era un gran atleta, que al año siguiente ingreso a la Escuela Politécnica y tiempo más tarde se graduó de la misma. 


Dichos juegos deportivos motivaban e inspiraban a los Caballeros Alumnos para participar en eventos a nivel escolar, nacional y en eventos internacionales, ya que el deporte siempre ha constituido uno de los pilares integrales de la formación de los caballeros alumnos. 

Oxwell L’bu

lunes, 6 de junio de 2011

“Cortejo en las Calles”

“Cortejo en las Calles”
(Cámbiame un 21)
El aroma de las flores se podía respirar por aquellas calles, donde los muchachos en las esquinas se reunían, para ver a las muchachas pasar o simple y sencillamente para conversar, de vez en vez más de uno, se iba sin despedirse del grupo, tras la chica que le quitaba el sueño y que poco a poco se iba convirtiendo en su tormento, pues no encontraba la forma de llamar su atención…Las palabras bonitas acaso le arrancaba una sonrisa o la burla del grupo, luego de regresar como perro con la cola entre las patas…

En aquel inmenso jardín en pleno abril, habían tantas flores cada una con su encanto, pero siempre había una que se volvía obsesión, pues sin darte cuente te roba el corazón. Nunca faltaba quien se enamorara de una de las chicas con las que recién había cursara el sexto grado de primaria y como siempre sucede, ellas con esa prisa por crecer dejan a los varones atrás, al punto que en poco tiempo se sienten como enanos frete a ellas…

Mas para esas cosas del amor, la creatividad de los muchachos no tiene límites, como bien es sabido a los números siempre se les han atribuido diferentes significados y propiedades, claro aparte del valor que representan, así tenemos que para algunas culturas el número 13 es de malos augurios o mala suerte, por los que los muchachos para referirse al mismo sin mencionarlo, le llaman el “Gracias” el 7 que es un número cabalístico y tiene connotaciones de buena suerte o el 3 que denota tiempo suficiente( por eso nos dicen: voy a contar hasta tres…) por lo que a alguno se le ocurrió, darle al “21” la connotación de la solicitud de un beso(como quien dice “Hoy estoy de suerte y ya te he dado tiempo suficiente “para pensarlo…).

En los autobuses públicos por esos tiempo, al pagar el pasaje, se le daba un ticket al pasajero, ticket que de vez en vez cuando subía el inspector de la línea de buses, lo pedía, para cerciorarse, de que todos habían pagado su pasaje y lo cortaba a la mitad. Dichos tickets venían numerados en orden correlativo y la forma de formar el mentado 21 era, sumando uno a uno los dejitos y si estos sumaban 21, pues el ticket podía ser canjeado por un beso por la niña de tus sueños. Así era que los muchachos, al subir al bus lo primero que hacían era sumar los dígitos y si era el 21, aun que el inspector los bajara, no soltaban el mentado ticket.

Miguel Alejandro era uno más de los muchachos de la cuadra, amigo de todos, pero un amante de la soledad, le gustaba al caer la tarde subirse al tejado de la casa, para ver las estrellas y escuchar música romántica en su radio a transistores y su gato. Soñaba despierto con el día, en que encontrara a esa niña que le robaría el corazón, no sabía quién era, pero tenía la certeza de que en cualquier rincón del planeta ella también lo esperaba, con las mismas ansias que él la anhelaba. Como todos los chicos de su edad, le gustaba ir a los repasos (bailes) y ver bailar a las chicas. Se moría de las ganas por sacar a bailar a una y sentir cerca su respiración, pero no sabía bailar, no tenía esa gracia, por más que lo había intentado hasta con las escobas, siempre se tropezaba, así que prefería ver. Le gustaba la música en español e ingles y aun que esta no la entendía, se inventaba la letra, una que expresaba los sentimientos de su corazón… Porque eso sí, Miguel Alejandro para escribir, se las pintaba solo y más de una vez de su inspiración brotaron las cartas de amor, con las que sus amigos enamoraron a sus novias, pues a solicitud de ellos, el era algo así el poeta anónimo del cortejo de los amigos. Eran cartas llenas de imaginación y poesía, cartas escritas pensando en la niña que aun no conocía… Y como todos también guardaba los mentados 21 cuando tenía la fortuna de que uno de ellos caía en sus manos, los atesoraba en una billetera vieja, donde portaba más papeles que dinero.

Veía como cada uno de sus amigos se iba empatando con alguna chica, ellos le decían, que se animara que habían tantas florecitas bellas para escoger en aquel jardín, pero el cómo podía se hacia los quites y salía del asecho. Aun que más de una vez sentía esa melancolía de la soledad , a veces sentía esas ganas de adelantar las manecillas del reloj para propiciar aquel encuentro, que no veía venir y se preguntaba si aquello no era más que el fruto de sus idealizaciones… Mas seguía esperando y puntual a su cita con las estrellas y la luna.

Los vientos de fin de año y ese frio que pide a gritos unos brazos para abrigarlo, le traían una ansias que apenas lograba disipar, al escuchar las canciones que hablan de amor o ver una pareja de enamorados pasar, le hacía sentir, que en su vida le faltaba esa clase de cariño. Era aun un niño, que espera con toda la ilusión del mundo a que todo eso llegara. Por las calles se veía a los muchachos cortejando a las muchachas, principalmente cuando estaban en grupo, como que eso les inyectaba una dosis de valentía que cuando estaban solos no tenia, pues al parecer en las cosas del amor las chicas tenían más coraje y determinación.

Una tarde de esas, cuando las prisas por no perderse el programa de televisión favorito, hace que los muchachos salgan corriendo a hacer el mandado a la tienda, mientras pasan los comerciales… Miguel Alejandro fue por azúcar, pero en la tienda de la esquina no había, ni en la de la vuelta de la manzana, en fin corrió de tienda en tienda sin poder encontrar, en esas prisas andaba, cuando se choco con alguien, a quien le boto la docena de huevos que llevaba, disculpándose y apenado, se agacho a recoger según él, lo que no era más que una torta cruda de llenas, clara y cascaras… Como pudo se repuso de su vergüenza y pena, al levantar los ojos, una mirada le segó por un instante, la cual le cautivo el corazón, no supo que mas decir, que mas hacer, solo sintió a todos su ser estremecer cuando con una voz de ángel, la chica le dijo: No te preocupes, comprare otra docena más, el tomo el dinero que llevaba y pago por ellos, luego sin decir, ni preguntar nada la acompañó hasta la casa de la muchacha. Al llegar a la puerta se despidió, dándole la mano todavía con restos de aquella torta que había quedado en el suelo. No le pregunto su nombre, no le dijo nada, pero aquella mira había sido fulminante…

Regreso a casa sin azúcar y sin dinero, la mama ya un tanto enfadada, le pregunto del porque de la tardanza, apenas pudo inventarse una explicación creíble, pues le dijo que había ido de tienda en tienda y que en esa había perdido el dinero, la mama lo noto extraño, así que no insistió mas. A él, se le olvido el programa, no quiso comer, se fue directo al tejado, con su gato y su radio portátil de transistores a preguntarle a las estrellas, a pedirle consejo a la luna.

Los días subsiguientes, se inventaba cualquier pretexto para pasar por la calle de aquella chica, a diferentes horas, tratando de crear un encuentro casual, para poder volver a verla, era como un gato esperando a que el ratón salga de su guarida. Así le pasaban los días, pero ni sombras. Cansado de esperar y de preguntar, por unos días dejo de insistir. Quizás había sido una visita causal a algún pariente o la amiga de alguna muchacha, le resultaba extraño, pues La Colonia, era como un pueblito a poca distancia de la ciudad, donde todos se conocían. Pese a su decepción por no poderla encontrar, no podía olvidar su mirada, esos ojos con la luz de las estrellas… Fue un sábado de los primeros días de diciembre, cuando sus amigos pasaron por él como siempre, para ir a aplanar las calles y si encontraban un repaso ir a bailar. Aquel grupito de muchachos iban por la quinta avenida, sin rumbo, cuando otro grupito les dijo: Mucha hay repaso por la Isla, vamos… Y sin más palabras los dos grupos se apresuraron al lugar, pasarían por su calle, la calle que de la chica de los ojos lindos, al aproximarse sin poderlo evitar sintió un acelerón del corazón y como que una mano le apretara el pecho. Pero no la vio y siguieron de largo, ante la gana de pasar frete a la casa. Llegaron donde era el repaso, pero estaba lleno a reventar y no se podía entrar, por lo que se quedaron afuera escuchando la música y viendo como estaba el panorama, luego de un rato, poco a poco fueron entrando ante la insistencia de algunos de los del grupo, pues por la ventana había vista a una chicas que les habían gustaba o como decían los muchachos .Como pudieron se abrieron camino, las muchachas y los muchachos como podían bailaban tratando de hacer alarde de los nuevos pasos que habían aprendido, entre machucón y machucón se instalaron en un rincón de la sala, entre broma y broma, echando ojo a las muchachas, comentaban entre sí, cuando de repente en medio de las luces de colores de los focos envueltos en papel celofán, Miguel Alejandro se volvió a encontrar con aquella mirada cautivante, pero estaba acompañada bailando con un muchacho que la miraba con tanta atención, en cuestión de segundos entablo un dialogo de preguntas y respuestas consigo mismo, que fue interrumpido por el codazo de una de sus amigos, que le dijo: ¡Vos, Miguel Alejandro!, vos mira como te mira la patoja aquella vos, ¡Esta chilera mano!, cáele, no le hace que este acompañada. Sera vos le replico. Si hombre, nosotros le decimos al cuate que alguien lo llama y vos la invitas a bailar. Pero si no se bailar, les contesto. No le hace, en fin entre el montón quien se va a dar cuenta, vos ¡No te agüeves mano! ¡Llégale a la guisita, que esta chilera! Pero antes que ellos actuaran, ella se lo despacho, quien sabe con qué pretexto y se fue a parar justo frente a él y le guiño el ojo y le sonrió, al verlo, él se puso nerviosos y sin saber qué hacer, mas de empujón en empujón y palabras de ánimo, llego frente a ella y la invito a bailar, ella accedió y el cómo pudo dio sus primeros tanes(intentos) en el baile, el cual era evidente no era unas de sus talentos, mas al ver que a ella eso no le importaba, siguió bailando, poco a poco fue tomando confianza, fue como si se crease una atmosfera donde solo estaban ella y el. Él le dijo su nombre, ella también, intercambiándose miradas y sonrisas, conforme caía la noche el ritmo de la música fue sediento a la música más suave, lo cual lo ponía en un verdadero aprieto, pues una cosa era bailar como gorila suelto y otra era tomarla de la cintura y sentirla cerca llevando el ritmo, un ritmo que él no sabía llevar, ella se dio cuenta y le dijo: No te preocupes yo te enseño. El trataba de seguirla, pero era como un trozo bailando, sus amigos entre risas y siendo cómplices lo animaban, haciéndole señas de que se acercara mas. Al notar que la presencia del grupo estorbaba, uno de ellos le dijo a los demás ¡Mucha estamos haciendo tierra! ¡Vámonos! , así lo hicieron y se fueron uno a uno, para esperarlo en la cuadra y preguntarle cómo le había ido, mas antes de despedirse, uno de ellos le paso dando con disimulo un ticket con el famoso numero 21, el lo agarro rápidamente y se lo metió a la bolsa, ella se dio cuenta y con esa sonrisa picara de complacencia que hacen las chicas, hizo como que no vio. Ellos se fueron y él se quedo junto a ella un rato más, hasta que la hermana de ella, le dijo que era horade irse, la hermana le dijo que podía acompañarlas, ella se adelanto con el amigo que ella iba y ellos sé fueron detrás conversando… Al llegar a la casa de las chicas se despidieron, sin querer despedirse, pues ambos sabían que allí se empezaba a escribir una historia, su historia…
Oxwell L’bu

martes, 24 de mayo de 2011

“Los Cuases del Hall”


“Los Cuases del Hall”

(Crónicas de  los Nuevos)



Habiendo superado aquella primera etapa, pasando de aspirantes a caballeros alumnos; los “Nuevos” confrontaban una serie de retos y metas por alcanzar, pues aquello no era solo cuestión de llegar, sino también de mantenerse. Luego del primero de marzo, los nuevos adquirían responsabilidades y privilegios. Como se decía en el argot del instituto empezaban a cachar(a ser reportados) y con ello adquiriendo horas de arresto y deméritos, dependiendo de la falta.  Los deméritos eran algo así como las uvas en un vinero, al inicio de cada año, se empezaba de cero, pero si se llegaban a acumular 150 el caballero alumno en cuestión era retirado del plantel, sin importar la etapa en que se encontrara el ciclo lectivo.  Antes del primero de marzo, los encargados de las secciones  de primer  ingreso (A-F) eran los llamados repitentes, pero luego de esa fecha, el puesto lo adquirían quienes obtuvieran el primer lugar en cada sección en sus calificaciones y observaran una buena conducta. Uno de los primeros   en obtener dicho puesto en primero C de aquel 1979 fue Sotoj A.  Caballero alumno inteligente y un poco cayado, mas amistoso, pero como se decía “muy compenetrado” apegado al reglamento y a las órdenes recibidas.  El ser encargado le gano muchas antipatías, dado que por la forma en que interpretaba las ordenas, empezó a reportar a diestra y siniestra a muchos de sus compañeros de promoción.  Dichos reportes deberían de  ser ratificados por el cabo encargo el cual era Del Águila (de la promoción 21), el cual sin mayores miramientos los firmaba y los hacía llegar a la comandancia.  Sin haber concluido aun el mes de abril, muchos caballeros alumnos ya habían acumulado tantas horas de arresto, que pasarían arrestados casi hasta que finalizara el ciclo lectivo en octubre y peor aún estaban en la cuerda floja de completar, la cantidad de deméritos, lo cual os podría conducir a la expulsión.



Con la esperanza de aliviar aquella situación, un pequeño grupo de caballeros alumnos decidieron redactar un documento, en el cual pedían de la forma más atenta, la remoción  del encargado de la sección C.  Dicho documento inocentemente fue promovido por Trejo De L., Lorenzana S. Velázquez C., Labee y secundado por la firma del resto de integrantes de dicha sección. Sin saber que aquella solicitud iba en contra de los reglamentos de instituto.  Por lo cual los promotores de dicha petición se colocaban en las puertas de la expulsión del establecimiento.  Pero gracias a la oportuna intervención del Sub tte Leche Marroquín quien abogo por ellos,  alegando ignorancia de los caballeros alumnos de primer ingreso al reglamento.  Con lo cual los promotores de dicha solicitud, en vez de ser expulsados, se les arresto un mes (como internos) y se les dieron 30 deméritos. Lo cual fue leído en la orden del día, a la cual se daba lectura al finalizar las actividades.

Además fueron revisados los reportes hechos por el encargo, para ver si no se había extralimitado en sus funciones, pero continúo en el puesto, hasta que el mes siguiente, otro alumno gano el primer lugar y pasó a ser el nuevo encargado de sección.  Todos los días desde aquel incidente, al finalizar las actividades, se veía corriendo a primero C en los dos patios principales del establecimiento o en su aula, celebrando un baño turco.  Al cumplirse el mes de arresto de los promotores, fue dado de baja Trejo De L. dado que por ser repitente, no podía alegarse que el ignorara el reglamento.

Fueron tiempos difíciles para los integrantes de aquella sección, pues regresaban tarde a casa y debían de cumplir con tareas, mantenimiento del uniforme y las cosas de casa…Pero aquello lejos de debilitarlos, forjo su carácter y creo en ellos un espíritu de pertenencia y hermandad que en el argot del instituto se conoce como “Cuas” eran los cuases de primero C.

Oxwell L’bu
Imagen: Hugo Letona R.

viernes, 20 de mayo de 2011

"Himno Nacional de Guatemala"


"Himno Nacional de Guatemala"
¡Guatemala feliz...! que tus aras
no profane jamás el verdugo;
ni haya esclavos que laman el yugo
ni tiranos que escupan tu faz.

Si mañana tu suelo sagrado
lo amenaza invasión extranjera,
libre al viento tu hermosa bandera
a vencer o a morir llamará.

Coro

Libre al viento tu hermosa bandera
a vencer o a morir llamará;
que tu pueblo con ánima fiera
antes muerto que esclavo será.

De tus viejas y duras cadenas
tú forjaste con mano iracunda,
el arado que el suelo fecunda
y la espada que salva el honor.

Nuestros padres lucharon un día
encendidos en patrio ardimiento,
y lograron sin choque sangriento
colocarte en un trono de amor.

Coro

Y lograron sin choque sangriento
colocarte en un trono de amor,
que de patria en enérgico acento
dieron vida al ideal redentor.

Es tu enseña pedazo de cielo
en que prende una nube su albura,
y ¡ay! de aquel que con ciega locura
sus colores pretenda manchar.



Pues tus hijos valientes y altivos,
que veneran la paz cual presea,
nunca esquivan la ruda pelea
si defienden su tierra y su hogar.

Coro

Nunca esquivan la ruda pelea
si defienden su tierra y su hogar,
que es tan sólo el honor su alma idea
y el altar de la patria su altar.

Recostada en el ande soberbio,
de dos mares al ruido sonoro,
bajo el ala de grana y de oro
te adormeces del bello Quetzal.

Ave indiana que vive en tu escudo,
paladión que protege tu suelo;
¡ojalá que remonte su vuelo,
más que el cóndor y el águila real!

Coro

¡Ojalá que remonte su vuelo,
más que el cóndor y el águila real!
y en sus alas levante hasta el cielo,
Guatemala, tu nombre inmortal.

Letra: José Joaquín Palma
Música: Rafael Ovalle
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Al escuchar sus notas veo ondear mi bandera
que se pierde en ese cielo azul…
Donde esa ave indiana cruza esta tierra
que es vientre de cuna que ha parido hijos
de nobleza con alma de libertad.

Cuando canto este himno se hincha mi pecho
y llevo mi mano al corazón…
Con la firme convicción de que podemos hacer
de nuestra patria un lugar donde nuestros hijos,
puedan soñar y realizar las aspiraciones más
profundas del hombre…
Oxwell L’bu

viernes, 13 de mayo de 2011

***Los Sueños del Hallista***


***Los Sueños del Hallista***

Cuando es nuevo y en plena niñez…
Da sus primeros pasos con cierta timidez,
sintiendo la emoción y la embriaguez,
del que sueña con orgullo lucir
el birrete y las charreteras.

Cuando es neutro…
Se siente asolado entre esa línea remitente,
que le hace dar mil vueltas a la mente,
mirándose en ese traje de etiqueta celeste y negro,
que visten con gallardía hasta el último día…

Cuando se es antiguo…
Sin darse cuenta se ha ido una niñez
que aun no se extraña…
Mientras en las charreteras se van
sumando barras.

Cuando se abraza el bachillerato…
Te haces consiente que eres garante
de un legado que otros Hallistas te han dejado.

Cuando se está por graduarse…
Ante las ansias por coronar tus esfuerzos,
no te das cuenta que lo que vas dejando,
será lo que mañana estarás añorando.

Cuando ha pasado el tiempo…
Y miras una fotografía…
Se te dibuja una sonrisa en el rostro
y sin advertirlo los ojos se humedecen,
porque tu paso por el Hall a dejado,
una huella en ti vida que aun las
olas del tiempo no consiguen borrar.

Porque es parte de tu historia y tus memorias,
en ese despertar de la niñez a la pubertad,
cuando buscando tu identidad advertiste,
que no es meta, es camino…

Oxwell L’bu

***El Birrete y las Charreteras***


***El Birrete y las Charreteras***

Pise tu suelo siendo aun un niño,
con timidez en mis pasos chicos,
pero con una determinación que
bombeaba adrenalina y sangre
a mi corazón…

Apostando al destino perdí la caballera,
y de pronto me vi en uniforme,
sin birrete ni charretera.

Aprendí a ver a mis compañeros,
no como a otro cualquiera…
si no como hermanos de promoción,
de esos que se juegan alma y corazón.

A base de sortear desafíos y retos,
aprendimos que el Honor no es
una palabra hueca y sin sentido.
 
El Honor es algo así como el alarido
que pega el alma cuando va en
busca de ideales que trascienden…

Comprendimos que la Ciencia
no se oculta en los libros,
es algo que se descubre y se vive.

A base de sudor, esfuerzos y desvelos
llegamos a la alborada de un 1ero. de marzo,
donde aun siendo niños se nos impuso
el birrete y las charreteras.

Como símbolos de esa fraternidad,
de los hijos del Honor y la ciencia,
que aman a su tierra con plena conciencia,
de que son el futuro de una madre que espera.
 
¡Ojala! Que los Hallistas de ayer, hoy, mañana  
y siempre tu nombre sepan honrar…
A esta tierra con vientre de cuna,
¡Guatemala tu nombre inmortal.!
 Oxwell L’bu

"Primero de Marzo"


“Primero de Marzo”

(Promoción de las Bodas de Plata)

Consientes que eran herederos  de un legado que 24 promociones anteriores ponían sobre sus hombros al imponerles las charreteras y que al recibir el birrete símbolo y distinción de Hallista se hacían parte de una hermandad que trasciende tiempos y fronteras, los integrantes de la promoción 25 de instituto Adolfo V. Hall Central, llego a aquella alborada donde  hasta la luna se desvelo escuchando los redoblantes que eran cada latido de su corazón…

Luego de largas jornadas de esfuerzos y sacrificios el primero de marzo al fin se deslumbraba. Muchos con sus manos de niños ampolladas, mas morenos que de costumbre, pero llenos a alegría y satisfacción llegaban a aquella celebración. Ya los aspirantes recitaban de memoria el himno nacional, así como el del instituto, su porte y forma de andar había cambiado, ahora tenían ese porte militar y la determinación de un jaguar.

Los preparativos para la celebración del aniversario incluían, la limpieza de hasta el último rincón del instituto, pintura de la fachada, el pulimiento de las placas de graduación de promociones anteriores (las cuales eran colocadas en el muro trasero donde está el busto del sargento Adolfo V. Hall), preparación y adecuación del gimnasio para la fiesta, para lo cual la promoción XXI se las pintaban de maravilla, esta era la promoción en mando, pues aquel año se graduarían. Y por supuesto la presentación y disciplina del batallón de caballeros alumnos y aspirantes.

Aquel año, febrero tuve  28 días y el primero de marzo callo un día jueves.  Aquel ultimo día de febrero para los aspirantes, fue una jornada que por poco tenía más de 24 horas.  Se levantaron  antes de que se asomara el sol, como de costumbre.  Abordaron el bus rumbo al instituto, recibieron clases durante la mañana y el primer periodo de la tarde.  Luego junto a todo el batallón realizaron la ultima práctica, después  todos cooperaron para darle los últimos toques al establecimiento.  Poco después de las cinco de la tarde los buses tomaron las diferentes rutas  para trasladar a los alumnos a sus hogares.  Pero el día no terminaba allí, ya que cada uno de los aspirantes, pulía sus insignias, botones y hebilla  con esmero, lustraba sus botas y veía que los quiebres del uniforme previamente enyuquillado estuvieran bien definidos.  Aquella noche fue de no dormir, ante la emoción que cada uno sentía y esa sensación de logro, de haber cumplido una meta en sus últimos años de niñez. Por otra parte los buses pasarían entre las 2 y 3 de la mañana, dado que la celebración iniciaba, con una alborada, en la cual se quemaban cohetillos, un torito con juegos artificiales, se degustaba un tamal y refrigerios mientras todo aquello era amenizado por una marimba.  La presencia de los padres, familiares, así como ex alumnos, le ponía un toque especial a aquella madrugada, donde todos compartían y el ambiente era de alegría y celebración.


Al dar las siete de la mañana la corneta, llamaba a formación, para hacer los honores durante el izamiento de la bandera; luego se colocaban ofrendas florales en el monumento a Hall tanto por ex alumnos como por personal civil y militar.  Después había un breve recesó, se rompían filas y los caballeros alumnos, se iban a cambiar, poniéndose el uniforme de gala y los aspirantes a preparar el uniforme, así como  su birrete celeste y charreteras, pues en aquella mañana se despedirían de la gorra.  A eso de las ocho, la corneta llamaba nuevamente a formación, en el patio  interior, para dar inicio a los actos protocolarios, para la celebración del aniversario del instituto. Entre los cuales estaba la imposición de birretes y charreteras a la promoción 25 de caballeros alumnos.
                                                                      


Para eso de las nueve de la mañana, tanto la prensa, como público en general, ya habían abarrotado, las instalaciones del instituto, así  que  tanto los padres de familia con dichas personas serian testigos oculares de la transformación de aquellos niños en caballeros alumnos.  Llegado el momento, se ordeno abrir filas a los aspirantes, luego los caballeros alumnos de otras promociones, procedieron a la imposición del birrete y charreteras a los a los de nuevo ingreso.  Llenos de una emoción inexplicable, los nuevos caballeros alumnos irguieron el pecho y se llenaron de la satisfacción de un logro personal.  Los ex alumnos allí presentes, se emocionaban también haciendo evocaciones de cuando ellos fueron alumnos de nuevo ingreso… De haber recorrido con coraje y determinación, ese periodo que  un día los hizo pasar de aspirantes a aspirantes, de reclutas aspirantes a caballeros alumnos del Instituto Adolfo V. Hall.                     

Oxwell L’bu
Foto: Rianeiro Mirón R. Y Jose Byron Gonzalez

lunes, 9 de mayo de 2011

“¡A Tierra…Firmes!”


“¡A Tierra…Firmes!”
(A Sudar el Uniforme)


Sin insignias, birrete y charreteras, a los de nuevo ingreso les decían  ¡Grama…Aun no han sudado, el uniforme! , no se lo han ganado,  así que, flanco derecho, pasó ligero, marchen y así en el recreo, a la hora del almuerzo y principalmente durante las primeras horas de la tarde luego de acabadas las clases académicas, se les veía correr a los aspirantes, a lo largo y ancho de los dos patios principales del instituto y cuando paraban era, solo para escuchar, esas palabras con las que algunos incluso en sueños, llegaban a escuchar, ¡A tierra…Firmes!


Las exigencias académicas y físicas, además de la instrucción militar aumentaban  día a día, por lo que para algunos resultaba insoportable y como se decía en el argot militar: Pedían su baja, es decir se retiraban del instituto y se iban a estudiar a otro establecimiento, entre compañeros nadie los criticaba, pues cada uno enfrentaba su propio reto, pero aquello de alguna forma mermaba la moral de los aspirantes. Los píricos, las dominadas, los saltos de paracaidista, los a tierra-firmes, así como  el paso ligero (correr) pasaron a ser parte de la rutina diaria de los reclutas, que poco a poco se iban familiarizando con las costumbres y argot militar.


Todos los días a primera hora durante, la primera formación en el patio principal del instituto, se pasaba revista de la presentación  e higiene tanto de los aspirantes, como del resto del batallón de caballeros alumnos.  Se supervisaba que las botas estuvieran bien lustradas en su totalidad, que el uniforme estuviera enyuquillado  y perfectamente planchado, que la hebilla del cinturón estuviera pulida, manos, uñas y dientes limpios, en fin que se hubiera realizado la higiene personal, a los que no cumplían se les reportaba, con lo cual se hacían acreedores a horas de arresto, dependiendo de la o las faltas en la revista. Luego de esto se hacia el conteo, para ver las ausencias y los que llegaban tarde, sin importar el motivo eran separados del resto con el respectivo reporte.  Luego  manteniendo la formación y marchando se enviaba al batallón a sus aulas.


Para un nuevo (un aspirante) eran las mejores horas, pues aun que a los catedráticos, se les daba el grado asimilado de capitán, en realidad eran maestros civiles, cuyo  enfoque principal era la formación académica y cultural de sus alumnos, aun que no faltaban los que se tomaban el grado militar en serio.  En cuanto a los catedráticos había para todos los gustos, jóvenes, ya mayores, ex alumnos del  instituto (graduados de maestros en la universidad) y hasta un gringo Mr. Lukens.  Dentro de las aulas también había encargados, que aun que no tenían un grado, pues eran compañeros de clase, eran los que tomaban los reportes dados por los galonistas y catedráticos, durante los primeros meses usualmente, en el caso de los aspirantes, era un repitente, es decir uno de la promoción entrante del año  anterior que se había quedado repitiendo  el primer grado.  Aquí cabe destacar que las exigencias académicas establecerían  que el máximo de cursos que un alumno puede  no aprobar a fin del ciclo escolar  sin causar baja es de tres cursos y solo hay una oportunidad de retomar el examen y de no aprobarse la única posibilidad de continuar en el instituto es repitiendo y aun que pareciera inverosímil hay alumnos que repitieron por cursos como educación musical, artes plásticas pues en el instituto todas las clases tiene el mismo  peso, incluso las clases de instrucción militar así como las clases deportivas.


Lo peor que podía pasar durante los horas de clases, para los aspirantes, era que un catedrático se ausentara, pues cuando esto ocurría los más antiguos lo aprovechaban  para fastidiarle la vida a los nuevos o bien llegaba el galonista encargo y los sacaba a correr o el período de clase se convertía en el famoso baño turco, que consistía, en cerrar tantos las puertas como las ventanas del aula y poner a los aspirantes a ejercitarse (hacer castigo) hasta que los vidrios de las ventana se empañaran como si estuvieran sudando, debido al calor generado.  Durante el recreo los más antiguos lo aprovechaban, para comprar alguna golosina en la tienda, platicar en fin, pero para los aspirantes era otra historia, pues se les ponía a correr o a ejercitarse.


A la hora del almuerzo, muchas veces apenas les daba tiempo a los aspirantes de meterse un bocado a la boca, pues se les llamaba a formación y se les ponía a correr.  Durante las primeras horas de la tarde, se recibían las llamadas clases militares, las cuales eran impartidas por un oficial instructor, en este caso era el subteniente Leche Marroquín y el teniendo Silva Cáceres,  ambos eran buena gente pero eso si estrictos.  Luego de las clases militares seguían las clases deportivas, que para los nuevos era hacer chispe (actividad física como correr y los famosos atierra-firmes).  Ya para esta hora aquellos aspirantes aun niños daban muestras de cansancio tanto físico, como mental.  Luego  de las clases físicas, se realizaban las prácticas para el aniversario del instituto, que consistían en marchas.


Y así todos los días, se sudaba el uniforme, aquí no valían las recomendaciones, ni quienes fueran los progenitores del aspirante, ni con quien estuviera emparentado, como se decía: Reclutas aquí su mejor recomendación son ustedes mismos… A demás sin  importar donde se vivía o las posibilidades económicas, todos eran iguales y la única forma de destacar era por esfuerzo propio.  Todo aquello hacia que creciera en los aspirantes una especie de camarería, de hermandad, donde  se unían las voluntades para un mismo fin.  También era una forma de ir formando el carácter  del aspirante, enseñándole a trabajar en equipo, a no darse por vencido ante los obstáculos y limitaciones o como se decía “Mantener siempre la moral en alto”
Oxwell L’bu
Foto: Juan Solorzano Gracia