“De frente al paso gimnástico...”
Ser nuevo era la ver la transformación de un niño, que encaraba con estoicismo y compromiso las desiciones de un hombre...
Desde aquel primer día, el sueño a veces parecía, convertirse en pesadilla, porque el camino era cuesta arriba, sin favores, ni preferencias, todos éramos iguales entre filas. Cada día era un reto y todo comenzaba, con la primera formación, en la que el sargento encargado, con voz de mando ordenaba: Por la derecha alinear, atención firmes, flanco derecho. De frente al paso gimnástico, marchen...
Aquella era una forma de marchar, muy particular, en la que se buscaba, que el recién ingresado, aprendiera a coordinar sus pasos con los de los demás. Era un tanto incómodo el marchar de aquella forma, por momentos se perdía el equilibrio, por eso de llevar las manos a la cintura. Pero poco a poco se iba aprendiendo a coordinar el paso y a seguir el compás.
Los antiguos, saben por experiencia que de todos aquellos aspirantes, no todos llegan al primero de marzo, algunos pedirán su baja, pues aquellos primeros días, son como una navaja que rasura el bigote que aún no a salido y las barbas de las ansias que lleven en remojo.
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