“15 De Septiembre En Guatemala”
El amor a la tierra donde se nace, es algo que se da en el corazón, de forma natural, como el amor a la madre…
Desde niños aprendemos a recitar de memoria, con la mano en el pecho: “Bandera nuestra, a ti juramos lealtad perenne, amor, sacrificio y esperanza…” Lo cual repetimos, cada mañana al llegar a la escuela, antes de dar inicio a las clases, no como una le...tanía, sino como una forma de proclamar, nuestra adhesión a nuestra bella nación.
En el Hall ese amor se acentúa y madura y en el espíritu va cobrando un dinamismo, que va mas allá del civismo, pues se nos enseña, que el amor a nuestra patria, no puede resumirse, en palabras vanas y si el fundamento, de hechos concretos, que le den cimiento a ese sentir. Pues allí no hay lugar para la apatía o el autoengaño de pensar que dicha responsabilidad se puede delegar.
Visto desde fuera, muchos de los actos exteriores, podrían juzgarse, como actividades sin sentido, que no tienen ninguna trascendencia, pero no es así porque dichos actos los interiorizamos y van formando nuestra conciencia e identidad nacional. Es por eso que para nosotros desfilar un 15 de septiembre, es más que marchar con nuestro traje de etiqueta negro y celeste, siguiendo con gallardía el paso que nos marca el redoblante… Para nosotros hacer acto de presencipara rendir honores a la patria, así truene, llueve o relampaguee y aun con el uniforme empapado, “sacar fibra” presentarse al día siguiendo con el atuendo nítido y reluciente, secando la guerrera a pura plancha, lustrando de nuevo los zapatos, puliendo el chapetón y los botones, pero sobre todo renovando ese amor a Guatemala.
Al desfilar, lo hacemos poniendo el corazón, haciendo conciencia de lo que ha costado nuestra libertad, del precio que pagaron por ella hombres como Tecun Uman, Atanasio Tzul y tantos otros que a veces han quedado en el anonimato. Es por eso que cada 15 de septiembre más que celebrar nuestra independencia, debemos de hacer conciencia y recapacitar, pues a Guatemala no le podemos fallar, porque ella es la madre que espera.
Oxwell L’bu Copyright ©2013
El amor a la tierra donde se nace, es algo que se da en el corazón, de forma natural, como el amor a la madre…
Desde niños aprendemos a recitar de memoria, con la mano en el pecho: “Bandera nuestra, a ti juramos lealtad perenne, amor, sacrificio y esperanza…” Lo cual repetimos, cada mañana al llegar a la escuela, antes de dar inicio a las clases, no como una le...tanía, sino como una forma de proclamar, nuestra adhesión a nuestra bella nación.
En el Hall ese amor se acentúa y madura y en el espíritu va cobrando un dinamismo, que va mas allá del civismo, pues se nos enseña, que el amor a nuestra patria, no puede resumirse, en palabras vanas y si el fundamento, de hechos concretos, que le den cimiento a ese sentir. Pues allí no hay lugar para la apatía o el autoengaño de pensar que dicha responsabilidad se puede delegar.
Visto desde fuera, muchos de los actos exteriores, podrían juzgarse, como actividades sin sentido, que no tienen ninguna trascendencia, pero no es así porque dichos actos los interiorizamos y van formando nuestra conciencia e identidad nacional. Es por eso que para nosotros desfilar un 15 de septiembre, es más que marchar con nuestro traje de etiqueta negro y celeste, siguiendo con gallardía el paso que nos marca el redoblante… Para nosotros hacer acto de presencipara rendir honores a la patria, así truene, llueve o relampaguee y aun con el uniforme empapado, “sacar fibra” presentarse al día siguiendo con el atuendo nítido y reluciente, secando la guerrera a pura plancha, lustrando de nuevo los zapatos, puliendo el chapetón y los botones, pero sobre todo renovando ese amor a Guatemala.
Al desfilar, lo hacemos poniendo el corazón, haciendo conciencia de lo que ha costado nuestra libertad, del precio que pagaron por ella hombres como Tecun Uman, Atanasio Tzul y tantos otros que a veces han quedado en el anonimato. Es por eso que cada 15 de septiembre más que celebrar nuestra independencia, debemos de hacer conciencia y recapacitar, pues a Guatemala no le podemos fallar, porque ella es la madre que espera.
Oxwell L’bu Copyright ©2013
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