“El centro comercial II”

 “El centro comercial II”

Correr era algo de nunca acabar, pero correr por convicción es otra historia, en la que se escriben muchas memorias…

Dos veces por semana y los sabados, el equipo de atletismo del Hall, salía en bus a entrenar al estadio nacional, podíamos usar la pista de atletismo del estadio y ver entrenar a los atletas elite. Eran dos horas de entrenamiento de alto impacto, nuestro instructor era buena gente pero exigente, nos decía que solo quien está dispuesto a correr la milla extra puede destacar. Nos enseñó a correr, pues aunque no lo crea usted, correr tiene su técnica. Entrenaba y aconsejaba a los velocistas, a los de fondo y a los maratonistas, al igual que a los que entrenaban en otros eventos del atletismo.

Luego del entrenamiento, cada uno regresaba a casa por sus propios, medios, salíamos con el tradicional, pants negro y líneas celestes y la playera blanca que tenía el escudo del hall; algunos de nosotros, subíamos la cuesta que está del estadio al centro comercial de la zona 4 y nos íbamos allí, a comer un helado de la pops o simple y sencillamente a ver a las chicas que paseaban por allí. En aquellos tiempos, aquel era el centro comercial más grande y completo del país, tenía discotecas, restaurantes y todo tipo de comercios.

Ir al centro comercial luego de entrenar, era algo para aprovechar la oportunidad de pasear y de repente cortejar a una chica. Para los que pertenecimos al equipo de atletismo del Hall, aquel lugar evoca muchas historias, sudor, luchas y victorias.

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#hallistas

#centrocomercial

#atletismo

“La promoción en el poder”

 "La promoción en el poder"

Cuando ingresamos como aspirantes a caballeros alumnos del instituto, estaban de moda los 21 ( por eso de los tikes del transporte urbano y las ocurrencias de los muchachos en aquella época) y en aquel año la promoción 21 estaba en el poder.

Eran los que aquel año finalizar el siclo lectivo, se graduarian de bachilleres en ciencias y letras, y obtendrían los despachos de subtenientes en reservas militares y se despedirán del instituto. De dicha promoción era el sargento de batallón, así como los sargentos de las diferentes compañías.

Aquel enero de 1979, nos presentamos, los integrantes de la promoción 25 aún vistiendo de civil, fuimos recibidos en el patio central por el sargento Fajardo Godoy y demás cabos encargados; su vos era ronca y sonora, lo supimos cuando se puso en medio del patio y ordenó:  galonistas pasar a formar, atención firmes. A su vos, varios caballeros alumnos portando el uniforme verde olivo, el birrete celeste distintivo y una especie de tiras en la boca manga, como relámpagos corrieron y pasaron a formar (yo en mi ignorancia pensaba que ellos eran los encargados de los galones de agua o algo así) .

Luego de recibir instrucciones, los llamados galonistas, nos empezaron a gritar: Reclutas mugres pasen a formar, no están en su casa, saquen el pecho y palabras del argot militar, que no todos entendíamos. En aquella primera formación, me asignaron una sección y nos ordenaron formar como un pelotón.

Nos pasaron revista y para mi sorpresa, a muchos nos ordenaron rasurarnos, un bigote y una barba inexistentes. Aquella primera mañana corrimos mucho, apenas si podíamos pensar, nos ordenaban esto y aquello, empezaba nuestra formación militar.

En el bus que cubría la ruta, hacia donde vivía, el bus 1, el de mayor rango era el cabo Perez  Tovar, el chino Pérez  como le decían sus promos, que luego acenderia a sargento segundo dragón. A los de nuevo ingreso, no se nos permitía recostar la espalda al sentarnos, le llamaban sentarse a escuadra.

Aquella promoción tenía cada personaje, eran fibrudos,  buenos para los deportes y para organizar las fiestas se pintaban solos, entre ellos estaba, uno de los hermanos Alcázar Soliz ( dueños de radio Corporación Nacional) se podría decir que Music Power (una de las discos rodantes más prestigiosa de aquella época ) se inició en una de las fiestas del instituto, que se hacían en el gimnasio. Los de quinto año, se distinguían, por portar 5 barras en las charreteras y el símbolos de infantería, sobre las mismas. Los que aspirabamos a graduarnos algún día, en el instituto los veíamos con admiración y respeto, pues eran los sobrevivientes de una promoción, que al ingresar, eran más de 200, ya que algunos causaron baja, por diferentes motivos y otros, pasaron de tercero básico, al escuela Politecnica de Guatemala. 

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“Nuestros oficiales instructores”

 “Nuestros oficiales instructores”

Más que recibir instrucciones, recibimos de ellos lecciones, de vida…

 marcan la vida de todo hallista al ingresar , son los oficiales instructores, que nos introducen a la instrucción militar. Porque más que enseñarnos el porte de un militar, son nuestro primer contacto con la vida militar.

En aquel año, en que ingrésanos, nuestros instructores, fueron los subtenientes Pedro Fidencio Silva Cáceres (secciones D,E y F) y Gerardo Leche Marroquín(A, B y C)quienes tuvieron a su cargo las secciones de primer ingreso.

Ellos con sus enseñanzas marcaron la vida de aquellos niños que tenían su primer contacto con la vida militar, tanto para aquellos que más adelante abrazaron la carrera de las armas, como para quienes siguieron la vida civil.

Ya que con su ejemplo, marcaron nuestros primeros pasos y pusieron en nuestro horizonte un ideal a seguir.

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