martes, 24 de mayo de 2011

“Los Cuases del Hall”


“Los Cuases del Hall”

(Crónicas de  los Nuevos)



Habiendo superado aquella primera etapa, pasando de aspirantes a caballeros alumnos; los “Nuevos” confrontaban una serie de retos y metas por alcanzar, pues aquello no era solo cuestión de llegar, sino también de mantenerse. Luego del primero de marzo, los nuevos adquirían responsabilidades y privilegios. Como se decía en el argot del instituto empezaban a cachar(a ser reportados) y con ello adquiriendo horas de arresto y deméritos, dependiendo de la falta.  Los deméritos eran algo así como las uvas en un vinero, al inicio de cada año, se empezaba de cero, pero si se llegaban a acumular 150 el caballero alumno en cuestión era retirado del plantel, sin importar la etapa en que se encontrara el ciclo lectivo.  Antes del primero de marzo, los encargados de las secciones  de primer  ingreso (A-F) eran los llamados repitentes, pero luego de esa fecha, el puesto lo adquirían quienes obtuvieran el primer lugar en cada sección en sus calificaciones y observaran una buena conducta. Uno de los primeros   en obtener dicho puesto en primero C de aquel 1979 fue Sotoj A.  Caballero alumno inteligente y un poco cayado, mas amistoso, pero como se decía “muy compenetrado” apegado al reglamento y a las órdenes recibidas.  El ser encargado le gano muchas antipatías, dado que por la forma en que interpretaba las ordenas, empezó a reportar a diestra y siniestra a muchos de sus compañeros de promoción.  Dichos reportes deberían de  ser ratificados por el cabo encargo el cual era Del Águila (de la promoción 21), el cual sin mayores miramientos los firmaba y los hacía llegar a la comandancia.  Sin haber concluido aun el mes de abril, muchos caballeros alumnos ya habían acumulado tantas horas de arresto, que pasarían arrestados casi hasta que finalizara el ciclo lectivo en octubre y peor aún estaban en la cuerda floja de completar, la cantidad de deméritos, lo cual os podría conducir a la expulsión.



Con la esperanza de aliviar aquella situación, un pequeño grupo de caballeros alumnos decidieron redactar un documento, en el cual pedían de la forma más atenta, la remoción  del encargado de la sección C.  Dicho documento inocentemente fue promovido por Trejo De L., Lorenzana S. Velázquez C., Labee y secundado por la firma del resto de integrantes de dicha sección. Sin saber que aquella solicitud iba en contra de los reglamentos de instituto.  Por lo cual los promotores de dicha petición se colocaban en las puertas de la expulsión del establecimiento.  Pero gracias a la oportuna intervención del Sub tte Leche Marroquín quien abogo por ellos,  alegando ignorancia de los caballeros alumnos de primer ingreso al reglamento.  Con lo cual los promotores de dicha solicitud, en vez de ser expulsados, se les arresto un mes (como internos) y se les dieron 30 deméritos. Lo cual fue leído en la orden del día, a la cual se daba lectura al finalizar las actividades.

Además fueron revisados los reportes hechos por el encargo, para ver si no se había extralimitado en sus funciones, pero continúo en el puesto, hasta que el mes siguiente, otro alumno gano el primer lugar y pasó a ser el nuevo encargado de sección.  Todos los días desde aquel incidente, al finalizar las actividades, se veía corriendo a primero C en los dos patios principales del establecimiento o en su aula, celebrando un baño turco.  Al cumplirse el mes de arresto de los promotores, fue dado de baja Trejo De L. dado que por ser repitente, no podía alegarse que el ignorara el reglamento.

Fueron tiempos difíciles para los integrantes de aquella sección, pues regresaban tarde a casa y debían de cumplir con tareas, mantenimiento del uniforme y las cosas de casa…Pero aquello lejos de debilitarlos, forjo su carácter y creo en ellos un espíritu de pertenencia y hermandad que en el argot del instituto se conoce como “Cuas” eran los cuases de primero C.

Oxwell L’bu
Imagen: Hugo Letona R.

viernes, 20 de mayo de 2011

"Himno Nacional de Guatemala"


"Himno Nacional de Guatemala"
¡Guatemala feliz...! que tus aras
no profane jamás el verdugo;
ni haya esclavos que laman el yugo
ni tiranos que escupan tu faz.

Si mañana tu suelo sagrado
lo amenaza invasión extranjera,
libre al viento tu hermosa bandera
a vencer o a morir llamará.

Coro

Libre al viento tu hermosa bandera
a vencer o a morir llamará;
que tu pueblo con ánima fiera
antes muerto que esclavo será.

De tus viejas y duras cadenas
tú forjaste con mano iracunda,
el arado que el suelo fecunda
y la espada que salva el honor.

Nuestros padres lucharon un día
encendidos en patrio ardimiento,
y lograron sin choque sangriento
colocarte en un trono de amor.

Coro

Y lograron sin choque sangriento
colocarte en un trono de amor,
que de patria en enérgico acento
dieron vida al ideal redentor.

Es tu enseña pedazo de cielo
en que prende una nube su albura,
y ¡ay! de aquel que con ciega locura
sus colores pretenda manchar.



Pues tus hijos valientes y altivos,
que veneran la paz cual presea,
nunca esquivan la ruda pelea
si defienden su tierra y su hogar.

Coro

Nunca esquivan la ruda pelea
si defienden su tierra y su hogar,
que es tan sólo el honor su alma idea
y el altar de la patria su altar.

Recostada en el ande soberbio,
de dos mares al ruido sonoro,
bajo el ala de grana y de oro
te adormeces del bello Quetzal.

Ave indiana que vive en tu escudo,
paladión que protege tu suelo;
¡ojalá que remonte su vuelo,
más que el cóndor y el águila real!

Coro

¡Ojalá que remonte su vuelo,
más que el cóndor y el águila real!
y en sus alas levante hasta el cielo,
Guatemala, tu nombre inmortal.

Letra: José Joaquín Palma
Música: Rafael Ovalle
_______________________________________


Al escuchar sus notas veo ondear mi bandera
que se pierde en ese cielo azul…
Donde esa ave indiana cruza esta tierra
que es vientre de cuna que ha parido hijos
de nobleza con alma de libertad.

Cuando canto este himno se hincha mi pecho
y llevo mi mano al corazón…
Con la firme convicción de que podemos hacer
de nuestra patria un lugar donde nuestros hijos,
puedan soñar y realizar las aspiraciones más
profundas del hombre…
Oxwell L’bu

viernes, 13 de mayo de 2011

***Los Sueños del Hallista***


***Los Sueños del Hallista***

Cuando es nuevo y en plena niñez…
Da sus primeros pasos con cierta timidez,
sintiendo la emoción y la embriaguez,
del que sueña con orgullo lucir
el birrete y las charreteras.

Cuando es neutro…
Se siente asolado entre esa línea remitente,
que le hace dar mil vueltas a la mente,
mirándose en ese traje de etiqueta celeste y negro,
que visten con gallardía hasta el último día…

Cuando se es antiguo…
Sin darse cuenta se ha ido una niñez
que aun no se extraña…
Mientras en las charreteras se van
sumando barras.

Cuando se abraza el bachillerato…
Te haces consiente que eres garante
de un legado que otros Hallistas te han dejado.

Cuando se está por graduarse…
Ante las ansias por coronar tus esfuerzos,
no te das cuenta que lo que vas dejando,
será lo que mañana estarás añorando.

Cuando ha pasado el tiempo…
Y miras una fotografía…
Se te dibuja una sonrisa en el rostro
y sin advertirlo los ojos se humedecen,
porque tu paso por el Hall a dejado,
una huella en ti vida que aun las
olas del tiempo no consiguen borrar.

Porque es parte de tu historia y tus memorias,
en ese despertar de la niñez a la pubertad,
cuando buscando tu identidad advertiste,
que no es meta, es camino…

Oxwell L’bu

***El Birrete y las Charreteras***


***El Birrete y las Charreteras***

Pise tu suelo siendo aun un niño,
con timidez en mis pasos chicos,
pero con una determinación que
bombeaba adrenalina y sangre
a mi corazón…

Apostando al destino perdí la caballera,
y de pronto me vi en uniforme,
sin birrete ni charretera.

Aprendí a ver a mis compañeros,
no como a otro cualquiera…
si no como hermanos de promoción,
de esos que se juegan alma y corazón.

A base de sortear desafíos y retos,
aprendimos que el Honor no es
una palabra hueca y sin sentido.
 
El Honor es algo así como el alarido
que pega el alma cuando va en
busca de ideales que trascienden…

Comprendimos que la Ciencia
no se oculta en los libros,
es algo que se descubre y se vive.

A base de sudor, esfuerzos y desvelos
llegamos a la alborada de un 1ero. de marzo,
donde aun siendo niños se nos impuso
el birrete y las charreteras.

Como símbolos de esa fraternidad,
de los hijos del Honor y la ciencia,
que aman a su tierra con plena conciencia,
de que son el futuro de una madre que espera.
 
¡Ojala! Que los Hallistas de ayer, hoy, mañana  
y siempre tu nombre sepan honrar…
A esta tierra con vientre de cuna,
¡Guatemala tu nombre inmortal.!
 Oxwell L’bu

"Primero de Marzo"


“Primero de Marzo”

(Promoción de las Bodas de Plata)

Consientes que eran herederos  de un legado que 24 promociones anteriores ponían sobre sus hombros al imponerles las charreteras y que al recibir el birrete símbolo y distinción de Hallista se hacían parte de una hermandad que trasciende tiempos y fronteras, los integrantes de la promoción 25 de instituto Adolfo V. Hall Central, llego a aquella alborada donde  hasta la luna se desvelo escuchando los redoblantes que eran cada latido de su corazón…

Luego de largas jornadas de esfuerzos y sacrificios el primero de marzo al fin se deslumbraba. Muchos con sus manos de niños ampolladas, mas morenos que de costumbre, pero llenos a alegría y satisfacción llegaban a aquella celebración. Ya los aspirantes recitaban de memoria el himno nacional, así como el del instituto, su porte y forma de andar había cambiado, ahora tenían ese porte militar y la determinación de un jaguar.

Los preparativos para la celebración del aniversario incluían, la limpieza de hasta el último rincón del instituto, pintura de la fachada, el pulimiento de las placas de graduación de promociones anteriores (las cuales eran colocadas en el muro trasero donde está el busto del sargento Adolfo V. Hall), preparación y adecuación del gimnasio para la fiesta, para lo cual la promoción XXI se las pintaban de maravilla, esta era la promoción en mando, pues aquel año se graduarían. Y por supuesto la presentación y disciplina del batallón de caballeros alumnos y aspirantes.

Aquel año, febrero tuve  28 días y el primero de marzo callo un día jueves.  Aquel ultimo día de febrero para los aspirantes, fue una jornada que por poco tenía más de 24 horas.  Se levantaron  antes de que se asomara el sol, como de costumbre.  Abordaron el bus rumbo al instituto, recibieron clases durante la mañana y el primer periodo de la tarde.  Luego junto a todo el batallón realizaron la ultima práctica, después  todos cooperaron para darle los últimos toques al establecimiento.  Poco después de las cinco de la tarde los buses tomaron las diferentes rutas  para trasladar a los alumnos a sus hogares.  Pero el día no terminaba allí, ya que cada uno de los aspirantes, pulía sus insignias, botones y hebilla  con esmero, lustraba sus botas y veía que los quiebres del uniforme previamente enyuquillado estuvieran bien definidos.  Aquella noche fue de no dormir, ante la emoción que cada uno sentía y esa sensación de logro, de haber cumplido una meta en sus últimos años de niñez. Por otra parte los buses pasarían entre las 2 y 3 de la mañana, dado que la celebración iniciaba, con una alborada, en la cual se quemaban cohetillos, un torito con juegos artificiales, se degustaba un tamal y refrigerios mientras todo aquello era amenizado por una marimba.  La presencia de los padres, familiares, así como ex alumnos, le ponía un toque especial a aquella madrugada, donde todos compartían y el ambiente era de alegría y celebración.


Al dar las siete de la mañana la corneta, llamaba a formación, para hacer los honores durante el izamiento de la bandera; luego se colocaban ofrendas florales en el monumento a Hall tanto por ex alumnos como por personal civil y militar.  Después había un breve recesó, se rompían filas y los caballeros alumnos, se iban a cambiar, poniéndose el uniforme de gala y los aspirantes a preparar el uniforme, así como  su birrete celeste y charreteras, pues en aquella mañana se despedirían de la gorra.  A eso de las ocho, la corneta llamaba nuevamente a formación, en el patio  interior, para dar inicio a los actos protocolarios, para la celebración del aniversario del instituto. Entre los cuales estaba la imposición de birretes y charreteras a la promoción 25 de caballeros alumnos.
                                                                      


Para eso de las nueve de la mañana, tanto la prensa, como público en general, ya habían abarrotado, las instalaciones del instituto, así  que  tanto los padres de familia con dichas personas serian testigos oculares de la transformación de aquellos niños en caballeros alumnos.  Llegado el momento, se ordeno abrir filas a los aspirantes, luego los caballeros alumnos de otras promociones, procedieron a la imposición del birrete y charreteras a los a los de nuevo ingreso.  Llenos de una emoción inexplicable, los nuevos caballeros alumnos irguieron el pecho y se llenaron de la satisfacción de un logro personal.  Los ex alumnos allí presentes, se emocionaban también haciendo evocaciones de cuando ellos fueron alumnos de nuevo ingreso… De haber recorrido con coraje y determinación, ese periodo que  un día los hizo pasar de aspirantes a aspirantes, de reclutas aspirantes a caballeros alumnos del Instituto Adolfo V. Hall.                     

Oxwell L’bu
Foto: Rianeiro Mirón R. Y Jose Byron Gonzalez

lunes, 9 de mayo de 2011

“¡A Tierra…Firmes!”


“¡A Tierra…Firmes!”
(A Sudar el Uniforme)


Sin insignias, birrete y charreteras, a los de nuevo ingreso les decían  ¡Grama…Aun no han sudado, el uniforme! , no se lo han ganado,  así que, flanco derecho, pasó ligero, marchen y así en el recreo, a la hora del almuerzo y principalmente durante las primeras horas de la tarde luego de acabadas las clases académicas, se les veía correr a los aspirantes, a lo largo y ancho de los dos patios principales del instituto y cuando paraban era, solo para escuchar, esas palabras con las que algunos incluso en sueños, llegaban a escuchar, ¡A tierra…Firmes!


Las exigencias académicas y físicas, además de la instrucción militar aumentaban  día a día, por lo que para algunos resultaba insoportable y como se decía en el argot militar: Pedían su baja, es decir se retiraban del instituto y se iban a estudiar a otro establecimiento, entre compañeros nadie los criticaba, pues cada uno enfrentaba su propio reto, pero aquello de alguna forma mermaba la moral de los aspirantes. Los píricos, las dominadas, los saltos de paracaidista, los a tierra-firmes, así como  el paso ligero (correr) pasaron a ser parte de la rutina diaria de los reclutas, que poco a poco se iban familiarizando con las costumbres y argot militar.


Todos los días a primera hora durante, la primera formación en el patio principal del instituto, se pasaba revista de la presentación  e higiene tanto de los aspirantes, como del resto del batallón de caballeros alumnos.  Se supervisaba que las botas estuvieran bien lustradas en su totalidad, que el uniforme estuviera enyuquillado  y perfectamente planchado, que la hebilla del cinturón estuviera pulida, manos, uñas y dientes limpios, en fin que se hubiera realizado la higiene personal, a los que no cumplían se les reportaba, con lo cual se hacían acreedores a horas de arresto, dependiendo de la o las faltas en la revista. Luego de esto se hacia el conteo, para ver las ausencias y los que llegaban tarde, sin importar el motivo eran separados del resto con el respectivo reporte.  Luego  manteniendo la formación y marchando se enviaba al batallón a sus aulas.


Para un nuevo (un aspirante) eran las mejores horas, pues aun que a los catedráticos, se les daba el grado asimilado de capitán, en realidad eran maestros civiles, cuyo  enfoque principal era la formación académica y cultural de sus alumnos, aun que no faltaban los que se tomaban el grado militar en serio.  En cuanto a los catedráticos había para todos los gustos, jóvenes, ya mayores, ex alumnos del  instituto (graduados de maestros en la universidad) y hasta un gringo Mr. Lukens.  Dentro de las aulas también había encargados, que aun que no tenían un grado, pues eran compañeros de clase, eran los que tomaban los reportes dados por los galonistas y catedráticos, durante los primeros meses usualmente, en el caso de los aspirantes, era un repitente, es decir uno de la promoción entrante del año  anterior que se había quedado repitiendo  el primer grado.  Aquí cabe destacar que las exigencias académicas establecerían  que el máximo de cursos que un alumno puede  no aprobar a fin del ciclo escolar  sin causar baja es de tres cursos y solo hay una oportunidad de retomar el examen y de no aprobarse la única posibilidad de continuar en el instituto es repitiendo y aun que pareciera inverosímil hay alumnos que repitieron por cursos como educación musical, artes plásticas pues en el instituto todas las clases tiene el mismo  peso, incluso las clases de instrucción militar así como las clases deportivas.


Lo peor que podía pasar durante los horas de clases, para los aspirantes, era que un catedrático se ausentara, pues cuando esto ocurría los más antiguos lo aprovechaban  para fastidiarle la vida a los nuevos o bien llegaba el galonista encargo y los sacaba a correr o el período de clase se convertía en el famoso baño turco, que consistía, en cerrar tantos las puertas como las ventanas del aula y poner a los aspirantes a ejercitarse (hacer castigo) hasta que los vidrios de las ventana se empañaran como si estuvieran sudando, debido al calor generado.  Durante el recreo los más antiguos lo aprovechaban, para comprar alguna golosina en la tienda, platicar en fin, pero para los aspirantes era otra historia, pues se les ponía a correr o a ejercitarse.


A la hora del almuerzo, muchas veces apenas les daba tiempo a los aspirantes de meterse un bocado a la boca, pues se les llamaba a formación y se les ponía a correr.  Durante las primeras horas de la tarde, se recibían las llamadas clases militares, las cuales eran impartidas por un oficial instructor, en este caso era el subteniente Leche Marroquín y el teniendo Silva Cáceres,  ambos eran buena gente pero eso si estrictos.  Luego de las clases militares seguían las clases deportivas, que para los nuevos era hacer chispe (actividad física como correr y los famosos atierra-firmes).  Ya para esta hora aquellos aspirantes aun niños daban muestras de cansancio tanto físico, como mental.  Luego  de las clases físicas, se realizaban las prácticas para el aniversario del instituto, que consistían en marchas.


Y así todos los días, se sudaba el uniforme, aquí no valían las recomendaciones, ni quienes fueran los progenitores del aspirante, ni con quien estuviera emparentado, como se decía: Reclutas aquí su mejor recomendación son ustedes mismos… A demás sin  importar donde se vivía o las posibilidades económicas, todos eran iguales y la única forma de destacar era por esfuerzo propio.  Todo aquello hacia que creciera en los aspirantes una especie de camarería, de hermandad, donde  se unían las voluntades para un mismo fin.  También era una forma de ir formando el carácter  del aspirante, enseñándole a trabajar en equipo, a no darse por vencido ante los obstáculos y limitaciones o como se decía “Mantener siempre la moral en alto”
Oxwell L’bu
Foto: Juan Solorzano Gracia

martes, 3 de mayo de 2011

Himno del Instituto Adolfo V. Hall


Himno del Instituto Adolfo V. Hall

Con lealtad oh patria os saludamos,
con el símbolo blanco y azul
demostramos que siempre te amamos,
defendiendo tu cielo de azul.

Los Clarines sus toques han dado, los
hallistas irán a luchar sus maestros lección
les han dado la que tienen hoy que demostrar.


CORO

¡Oh! Nuestro máximo estandarte,
porque siempre te alumbre buen sol
yo mi vida quisiera ofrendarte
instituto de Adolfo V. Hall.

Nos dejaste de herencia dos cosas
que se encuentran en el corazón,
dos palabras tan bellas y hermosas
que son dueñas de toda razón.

Del honor nacen fuerza y valores,
de la ciencia nació el saber,
por tu amor entre tantos amores
por honor te sabrán defender.

CORO

¡Oh! Nuestro máximo estandarte,
porque siempre te alumbre buen sol
yo mi vida quisiera ofrendarte
instituto de Adolfo V. Hall.

Den su salva quinientos cañones,
que desgarren sus rayos al sol,
ya el viento que entone sus sones
y que cante para Adolfo Hall.

Despertad, despertad que te aclaman
que tu honor ya comienza a crecer,
militares que formas y te aman
por ti siempre tendrán que vencer.


CORO
¡Oh! Nuestro máximo estandarte,
porque siempre te alumbre buen sol
yo mi vida quisiera ofrendarte
instituto de Adolfo V. Hall.


Letra y Música: Felipe Gracia Salas

lunes, 2 de mayo de 2011

***Adolfo V. Hall Ramirez***


***Adolfo V. Hall Ramirez***

Aun con la adolescencia a flor de piel
y con la impaciencia cuando llama un ideal,
caballeroso y fiel respondiste al llamado,
de una patria a la que amor y lealtad
con el corazón en la mano le habías jurado.

Cadete de su tierra enamorado para el que su
bandera es un estandarte que inspira y emociona,
bandera que ondea perdiéndose entre el cielo
blanco y azul donde alza su vuelo el Quetzal.

El crisol de una estrella marco tu camino,
el honor y el amor sellaron tu destino
y sin dudarlo emprendiste la lucha
en el campo donde se enfrentan
los ideales con los deseos…

Cuando la patria llamo fuiste el primero
que puso la mano sobre el arado y sin voltear,
te lanzaste a la conquista de ideales mayores
esos que solo los grandes pueden soñar.

Porque vale más una vida vivida con propósito
que una eternidad gastada en la comodidad,
que es fruto del temor y las dudas…

No fue Chalchuapa tu tumba si no el
altar donde aun brilla la llama del
eterno ideal…
Porque naciste hijo de Guatemala,
mas quisiste morir Centroamericano.

Porque no es posible que pueblos hermanos
enfrenten sus retos en solitario…
Si son como los dedos de una mano que
alzan su vuelo cual si fueran una paloma
que prodiga tiempos de hermandad y paz.

No ha sido estéril tu sacrificio porque
en estas tierras aun arde esa llama,
por eso cuando invocamos tu nombre,
decimos: Sargento Primero de caballeros
cadetes  Adolfo V. Hall Ramírez,
¡Presente! Con el mismo ideal en el
corazón y en la mente.

Oxwell L’bu
Imagen: Internet 

domingo, 1 de mayo de 2011

“Sin Insignias”


“Sin Insignias”

(Crónica de un Recluta)

El ambiente navideño, aun se podía respirar en las calles, el olor a pólvora y uno que otro cohetillo tronando por aquí y por allá… Los suaves vientos de enero parecían anunciar el inicio de aquel nuevo año  de1979, que traía para las aspirantes nuevas vivencias y experiencias, que sin ellos saberlo se grabaría en su mente y corazón…

¡Enero esta a la vuelta de la esquina! Cuantas veces  lo escucharon, pero diciembre tiene esa magia de envolver el alma y arrullar el corazón, principalmente  la de los patojos, que entre juegos, tradiciones y cohetillos se la pasan  inolvidable… Pero finalmente enero llego y con él, el día de las inscripciones, (para aquel selecto grupo  de  aspirantes a caballeros alumnos, que obtuvieron las mejores notas en el examen de admisión)  que resulto para algunos un día doloroso, dado que le decían adiós a un fiel compañero que estuvo con ellos desde que nacieron, su cabello, del cual quedaría apenas un copete, donde meses después se acomodaría el birrete. Uno a uno entraron los aspirantes, con sus diferentes estilos de peinado, unos con el pelo a un lado, otros al estilo Travolta… Se sentaban en la silla del barbero y en menos de lo que dura un aguacero, perdían la cabellara y con ella le decían adiós sin pretenderlo a una niñez que años después extrañarían.

Solo el corte de pelo, era ya una distinción entre sus amigos, lo cual no pocas veces era motivo de bromas y comentarios entre los amigos del barrio. No faltaba quien les dijera que no aguantarían ni un mes o que acaso sobrevivirían solo aquel año.  Dichos comentarios tenían una base que en poco tiempo comprobarían.  A la semana  siguiente, aquel primer día empezó de madrugada, antes que el sol se asomara, transportándose  por sus propios medios o el transporte público  de su casa al instituto.  Uno a uno fueron llegando  los aspirantes y allí los esperaban los que estarían a cargo  de los nuevos reclutas, entre oficiales y galonistas.  Todo aquello resultaría  en una novedad para aquellos niños, para los cuales, los uniformes, la disciplina militar, las jerarquías (la antigüedad, los grados) y el nuevo lenguaje que se usa en las filas castrenses les era desconocido.

Para todo aquello no hubo un preámbulo, ni una inmersión gradual, pues desde el primer momento  la emersión a aquel nuevo mundo  para los aspirantes fue total.  Dadas las siete en punto de la mañana, un sargento se paro en medio de del patio principal y llamo a formación a los galonistas, para darles instrucciones mientras los aspirantes veían impresionados  la rapidez y la disciplina. Luego de aquello  los galonistas rompieron filas y ordenaron a los reclutas por secciones (de lo cual ya los aspirantes tenían conocimiento pues al momento de inscribirse les fue asignada la sección a la que pertenecerían) que iban de la A a la F.  Cada una de ellas tenía un cabo que estaría a cargo, los cuales mostraban cara de pocos amigos.  Los aspirantes aun vestidos de civil  empezaron a recibir  las primeras instrucciones y las palabras de bienvenida por el oficial a cargo de los nuevos reclutas, el subteniente de infantería  Gerardo Ángel Francisco Leche Marroquín.

En aquella primera semana la exigencia física no se hizo esperar, así como el empezarse a familiarizar con aquel nuevo leguaje  y costumbres, de la misma forma  recibieron sus uniformes y botas, que en la mayoría de los casos le s quedaban grandes, dado que aun tenían el tamaño y la talla de niños. Dichos uniformes tuvieron que ser  en algunos casos desarmados completamente  y construidos nuevamente para que les tallaran y a las botas ponerles algodón en la punta, para que no les quedaran tan flojas.  Toda aquella primera semana, fue de instrucciones, sin recibir clases académicas y sin la presencia del batallón de caballeros alumnos en su totalidad.

A la semana siguiente, se presentaron los aspirantes, portando el uniforme verde olivo, gorra y botas, solamente con los gafetes  que identificada el nombre de pila y la institución a la que pertenecían (Hall Central)  y ninguna insignia puesta en el uniforme.  Desde un inicio se les concientizo acerca de la dignidad con la que se debe portar el uniforme y no es cuestión únicamente de portarlo, si no portarlo con honor y gallardía.

Oxwell L’bu
Foto: Hugo Letona R.   

"Aspirantes a Aspirantes"


“Aspirantes a Aspirantes”

(Crónica de un Recluta)

Siendo aun niños abrazaron una meta, que se troco en camino, que les marco en la vida un destino, del que aun no tenían conciencia; nadando entre los mares del Honor y la Ciencia…Sabiendo apenas nadar, aspirábamos a ser parte de la tripulación de esa barca  que nos conduciría a un mundo que apenas conocíamos…

Corrían finales de los años setentas, con su música disco, el inicio de la trilogía de Star Wars, la televisión a colores y los cines exhibiendo aun dos películas por el precio de una; en las manos aun los juguetes que los patojos jugaban: los trompos, los cincos, las bicicletas Californianas, los monopatines en fin.  Terminando la primaria, sin darse cuenta,  que poco a poco  todo aquello iba quedando atrás. Y se  les planteaba la pregunta: ¿Dónde continuar los e estudios de secundaria? Para algunos la respuesta era obvia, pues continúan sus estudios en el instituto público o el colegio cerca de casa o simple y sencillamente hasta allí había llegado su educación, pues empezaban su vida laboral.


Pero para poder ser parte de  dicha institución, se precisaba de someterse a un examen de admisión, en el cual no solo se evalúa a los aspirantes académicamente, sino también en sus capacidades físicas y de salud.  Algunos desde el mes de octubre acudían a clases preparativas para dichos exámenes, otros no, pues se sometieron directamente a los exámenes. Los cuales en aquellos tiempos se realizaba en el mes de noviembre.  En aquel año de 1978 se presentaron a dichas evaluaciones más de 700 aspirantes a aspirantes a Caballeros Alumnos.

Aquellos fueron los primeros días de muchos días que compartirían aquellos que llegaron a integrar la promoción 25 de caballeros alumnos, la promoción de las Bodas de Plata del instituto.  Los exámenes versaban en pruebas estandarizadas de matemáticas, ciencias, cultura general, el examen físico resulto ser más exigente de lo que muchos esperaban, ya que  se busca también, el ver la determinación y resolución de completar una prueba por parte de los aspirantes.  Los cuales procedían  de las diferentes zonas de la capital, así como de los departamentos en el interior del país.  Como siempre sucede algunos entablaron amistad con otros aspirantes, con los cuales se volverían a ver en enero al inicio del nuevo ciclo lectivo  o  quedaría el recuerdo, dado que  no consiguieron las mejores calificaciones para ingresar al instituto.
En los primeros días del mes de diciembre  de aquel  año, empezaron a llegar los telegramas informándoles a los padres, sobre la admisión o no del aspirante a aspirante.  De aquel  grupo  de más de 700, fueron seleccionados un poco más de 300  aspirantes  a caballeros alumnos. Y así  quedo conformada la promoción 25  de Caballeros Alumnos del Instituto Adolfo V. Hall  Central de la ciudad capital de Guatemala. Pero aquello era solo el primero de muchos pasos que con determinación deberían de dar aquellos que aun siendo niños empezaban a vivir los días, que serian determinantes en sus vidas.


Oxwell L’bu

Foto: Juan  Solórzano  G.